02 agosto 2007

Atrevámonos a decir ¡no!

Todos los días llaman por teléfono personas, normalmente del género femenino y al parecer, de buena educación por la forma de expresarse, que solicitan colaboración para un Techo para Chile, para la Fundación xxx, para el Hogar de Cristo, etc. etc.

Hasta ayer mi respuesta invariable era que ya cooperaba con una institución (lo que es verdad, pero terminaré con ella pronto) y que, etc., etc., pero desde hoy cambié mi cantinela y respondí mas o menos lo siguiente:
Señora, no voy a cooperar porque esto lo único que consigue es que el gobierno continúe desentendiéndose de los pobres y disponga de más dinero para seguir repartiéndoselo entre ellos. Este es un país rico y es una vergüenza que aún existan necesitados, por lo que...

También, desde ayer, en un supemercado me atreví a decir ¡no ! cuando la cajera me preguntó si donaba los $4 de vuelto para la institución XXX.

Sí amigos, que el riquísimo gobierno de Chile se haga cargo de una vez por todas de los pobres. El dinero sobra por montones, no voy hacer un detalle pero, en causas por Derechos Humanos se ha pagado la módica suma de US$ 1.386 millones y seguramente hasta los Frei quieren agarrar un pichintún con la muerte de su padre. Sí amigos, partamos diciendo ¡no! a las donaciones y a la caridad, que el riquísimo gobierno se haga cargo de ellos.

Y a nuestra Iglesia Católica no le demos el 1% pues se lo gasta en Vicarías de protección a marxistas terroristas; desde ahora le voy a dar sólo mis oraciones que son mucho más valiosas que el vil dinero. Y tú ¿también dirás ¡no !?

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