12 julio 2008

Es bueno recordar (No se lo pierdan)



Hola amigos, justo cuando había terminado de leer el artículo relacionado con la petición de la diputada hija de el Destructor me llegaron por Email tres artículos relacionados con Allende y su gobierno. El primero es de Gonzalo Rojas S, como de costumbre impecable y certero en recordarnos quién fue el Destructor de Chile. Luego unos artículos de "Cartero Nacional" relacionados con comparaciones grotescas y el arte de mentir y finalmente el artículo de la revista británica The Economist, titulado "The end of Allende" publicado el 15 de septiembre de 1973.
No se los pierdan y difúndanlos. Las elecciones están cada vez más cerca. Hay que ponerse a trabajar para que marxistas y dc sean derrotados. Saludos.





RESPETEMOS LA HISTORIA
“La manipulación del pasado puede llevar a los pueblos a repetir los errores y pagar con los mismos dolores....”

Cuál Allende?

¡¡¡ VERGÜENZA NACIONAL¡¡¡




A 100 años de su nacimiento, a casi 35 de
su muerte, el Allende verdadero debe comparecer
ante nuestra mirada. En él confluían una serie de
características no siempre congruentes entre sí,
que iban desde su situación personal a su
ideología, sus relaciones con las fuerzas de
izquierda y sus ambiciones políticas; ciertamente
era un personaje complejo.
Médico, masón, de buena posición social,
de gustos refinados, de trato agradable, veterano
político profesional, orador florido con
tendencias reiterativas, parecía más bien un
dirigente tradicional del Partido Radical que un
PS. Tres veces derrotado en sus intentos
electorales con el FRAP, sus compañeros de
partido no se mostraron demasiado entusiasmados
con su cuarta postulación: en el Comité Central
del PS obtuvo 12 votos contra 13 abstenciones.
Sin embargo, el PC lo designó como
candidato alterno a su propio abanderado, Pablo
Neruda. Esta situación no se produjo por
casualidad. Allende, en realidad, era un antiguo
compañero de ruta del PC. El 15 de marzo de 1953,
cuando se realizó en el Teatro Baquedano el
homenaje al recién fallecido José Stalin. Allende
había afirmado: "Stalin fue para el pueblo ruso,
bandera de revolución, de ejecución creadora, de
sentimiento humano agrandado por la paternidad;
símbolo de paz edificante y de heroísmo sin
límite, venerado por su pueblo; asombraba al
mundo corrigiendo los propios errores, en un afán
humano y digno de superarse; pero por sobre todos
estos aspectos casi hieráticos de su
personalidad, están su fe inmensa en la doctrina
de Marx y Lenin, su irrevocable conducta
marxista; todo lo hacía al servicio del pueblo,
con la estampa de Lenin en los ojos y con el
fuego del marxismo en el corazón; (...) Stalin ha
muerto; hay muda protesta en las conciencias y
congoja en las almas; hombres de la Unión
Soviética, nosotros los socialistas, compartimos
vuestro luto que tiene conmoción universal; (S)
vuestro consuelo, el saber que hay hombres que no
mueren; Stalin es uno de ellos."

Después el futuro presidente se mantuvo
completamente fiel al comunismo y a su sede rusa.
"El PC es el partido de la clase obrera; el PC es
el partido de la Unión Soviética, el primer
Estado socialista del mundo; y quien quiera
formar un gobierno socialista sin los comunistas,
no es un marxista; y yo soy marxista," afirmaría
con decisión.

Junto a su admiración por Moscú, Allende
también se presentaba como un entusiasta de La
Habana, donde concluyó compareciendo a la reunión
fundacional de la Organización Latinoamericana de
Solidaridad, (OLAS) controlada por el
Departamento América del gobierno cubano. Y
en el famoso Congreso de Chillán de 1967, Allende
sostuvo que "sin claudicaciones", se requería de
un partido "más duro y más fuerte, más dinámico
en su acción, con conciencia revolucionaria y con
capacidad política", para afianzar la Unidad
Popular y llegar a los debidos acuerdos con los
comunistas. En este contexto, no extraña que
Allende confiara en su habilidad para transar las
diferencias tácticas, en especial con el MIR,
respecto del cual llegó a afirmar: "Veamos si es
posible llegar a acciones comunes; y que el país
sepa que tenemos tales puntos de contacto y
podemos hacer tales acciones en común."
Está claro: Allende por su trayectoria
inicial en política se ubicaba al lado de las
posiciones de aparente moderación propiciadas por
el PC. Pero, por sus más recientes actuaciones,
se presentaba como un seguidor, un tanto
heterodoxo, del revolucionarismo castrista y de
la toma violenta del poder. ¿Había un modo
propiamente allendista, entonces, de articular
las diversas influencias revolucionarias que
había asimilado, con su propia personalidad más
bien burguesa? Sí, lo había. Concretamente, la
"vía chilena al socialismo," con todas sus
fatales consecuencias para el país.
Allende "reformista", stalinista
controlado por el PC; Allende castrista, empujado
por las fuerzas izquierdistas "revolucionarias";
Allende, "revisionista", con una "vía chilena" o
"pacífica hacia el socialismo". ¿Cuál era el
verdadero? ¿Uno, los tres, o ninguno? Quizás ni
él mismo lo habría podido establecer con
precisión.

Gonzalo Rojas Sánchez




Comparaciones absurdas y grotescas.



Estamos llegando a la perversión de la historia, desde el oficialismo se pretende poner a la misma altura a un Carrera, un O´higgins, o un Prat, con el destructor de Chile, Salvador Allende.

No nos cabe duda que nuestros históricos héroes se deben estar dando vueltas en sus tumbas ante tamaño despropósito, comparar a creadores con demoledores es simplemente absurdo.

Todo el aparataje oficialista esta empeñado en esta nueva falsificación, que sin duda es rechazada por todos los chilenos bien nacidos, los que han estudiado nuestra Historia o los que vivieron los siniestros años de la UP.

Esta intolerable superchería sin duda nos amenaza con el peligro de repetir momentos de extremo dolor, que mientras los chilenos lo pagamos con sufrimiento, sus promotores correrán a ocultarse.

Nunca se nos debe olvidar que quienes sembraron el odio, la UP, son los responsables directos de que hubiese un golpe Militar, ellos, con su estulticia provocaron la necesidad de que se produjese.

Ellos corrieron a guarecerse en las Embajadas, nosotros tuvimos que poner el hombro, y pagar la cuenta, junto a los militares para reconstruir el país que ellos habían destrozado concientemente.

Publicado por Cartero Nacional.

La gran especialidad roja: mentir....
El sueño socialista del racionamiento hecho realidad, el pueblo perdía sus horas de descanso tratando de obtener algún alimento.
Camioneros en paro, obsérvelos bien, estos fueron acusados como agentes de la CIA
Casi un mes estuvo de “visita” el chacal caribeño Fidel Castro, instruyendo a sus contingentes para apoderarse del poder total.


La gran especialidad roja: mentir

Un viejo proverbio Chino dice-"una imagen vale mas que mil palabras". Aquí presentamos los verdaderos eventos diarios que tuvieron que soportar los ciudadanos Chilenos bajo el gobierno de la Unidad Popular, encabezada por Salvador Allende- Vea la violencia, la pobreza, la escasez!! Basta de mentiras y propagandistas marxistas!
(Agradecemos a nuestra compatriota Marcela Cobos de Casarramona habernos hecho este oportuno recordatorio).

Nota de la Redacción:
Esperamos que esta nota sirva como un golpe vitamínico para nuestra tradicional mala memoria.
Publicado por Cartero Nacional.


RECORDANDO LA HISTORIA OLVIDADA
27 June, 2008 por MDS
El "Fin de Allende" por The Economist

[Editorial de la revista británica The Economist , titulado "The end of Allende", y publicado el 15 de septiembre de 1973. Traducción de Proyecto Chile 2010]


La muerte transitoria de la democracia en Chile será lamentable, pero la responsabilidad directa pertenece claramente al Dr. Allende y a aquellos de sus seguidores que constantemente atropellaron la Constitución.
El Presidente Allende no se convirtió en mártir, aun cuando fuera cierto que se suicidó el martes. El bombardeo y asalto de su palacio presidencial y la toma del poder por los Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas de Chile pusieron un fin amargo al primer gobierno marxista libremente elegido en Occidente.

Y la batalla parece apenas haber comenzado. Con la mayoría de los canales de comunicación de Chile con el mundo exterior aún restringidos, es difícil tener una idea más completa de la violencia que aparentemente continúa. Pero si una sangrienta guerra civil comenzara, o si los generales que ahora controlan el poder deciden no llamar a nuevas elecciones, no habrá duda alguna respecto de quien tiene la responsabilidad por la tragedia de Chile. La responsabilidad es del Dr. Allende y de aquellos en los partidos marxistas que aplicaron una estrategia para controlar el poder total, al punto que la oposición perdió las esperanzas de controlarlos por medios constitucionales.

Lo que ocurrió en Santiago no es un golpe típicamente latinoamericano. Las fuerzas armadas toleraron al Dr. Allende por casi tres años. En ese período, él se las ingenió para hundir al país en la peor crisis social y económica de su historia moderna. La expropiación de campos y empresas privadas provocó una alarmante caída en la producción, y las pérdidas de las empresas estatales, según cifras oficiales, superaron los $ 1.000 millones de dólares. La inflación alcanzó a 350% en los últimos 12 meses. Los pequeños empresarios quebraron; los funcionarios públicos y trabajadores especializados sufrieron la casi desaparición de sus sueldos por causa de la inflación; las dueñas de casa tenían que hacer interminables colas para obtener alimentos esenciales, y si es que encontraban. La creciente desesperación originó el enorme movimiento huelguístico que los camioneros iniciaron hace seis semanas.

Pero el gobierno de Allende fue más allá de la destrucción de la economía. Violó la letra y el espíritu de la Constitución. La forma en que sobrepasó duramente al Congreso y a los Tribunales de Justicia debilitó la fe en las instituciones democráticas del país.

El mes pasado, una resolución aprobada por la mayoría opositora en el Congreso señalaba que "el gobierno no es responsable sólo por violaciones aisladas de la Constitución y la ley; ha convertido tales violaciones en un método permanente de conducta". El sentimiento de que el Parlamento era ya irrelevante aumentó por la violencia en las calles y por la forma en que el gobierno toleró el surgimiento de grupos armados de extrema izquierda que se estaban preparando de manera abierta para la guerra civil.

Las fuerzas armadas intervinieron sólo cuando estuvo claramente establecido que existía un mandato popular para la intervención militar. Las Fuerzas Armadas tuvieron que intervenir porque fallaron todos los medios constitucionales para frenar a un gobierno que se comportaba de modo inconstitucional.

El detonante para el golpe fueron los esfuerzos de los extremistas de izquierda para promover la subversión dentro de las fuerzas armadas. El señor Carlos Altamirano, ex secretario general del partido socialista, y el señor Oscar Garretón del Movimiento de Acción Popular Unitaria, ambos líderes de la Unidad Popular de Allende, fueron señalados por la Armada como los "autores intelectuales" del plan de amotinamiento de los marinos en Valparaíso. Los comandantes de la Armada en Valparaíso iniciaron el movimiento esta semana. Pero el rápido éxito del golpe y la participación en él de todas las fuerzas armadas (incluyendo a los Carabineros, entrenados militarmente) sugiere que los planes para el golpe fueron cuidadosamente preparados. Todavía habrá que esperar para comprobar que las fuerzas armadas continúan sólidamente unidas en su oposición al derrocado gobierno. La desaparición de dos comandantes, el Almirante Raúl Montero y el general Sepúlveda, comandante de carabineros, quienes fueron reemplazados por sus subordinados anti-marxistas, hace pensar que no todos los altos oficiales estaban a favor del golpe.

El peligro real de un derramamiento de sangre provendrá de unas fuerzas armadas divididas, o si ocurrieran serios motines entre la tropa. Esto podría producir una guerra civil. Puede esperarse una fuerte resistencia de los comités de trabajadores y de las brigadas paramilitares que el Partido Socialista y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria dirigen en Santiago así como de grupos guerrilleros en el sur. Pero si no consiguen apoyo militar significativo, estos grupos probablemente podrán ser contenidos.

Cualquiera sea el gobierno que surja del golpe militar, no se pueden esperar tiempos fáciles. También aquellos que sufrieron bajo el gobierno de Allende sentirán la tentación de ajustar cuentas con el bando derrotado. Pocas personas creen que Chile pueda retornar a su forma tradicional de administrar sus asuntos.

El trabajo de reconstrucción costará un enorme sacrificio, de la misma forma que ocurrió en Brasil cuando Roberto Campos era responsable de la planificación económica durante los años posteriores al golpe de 1964. Esto no significa que Chile se convertirá en otro Brasil. Por una parte, Chile es probablemente un lugar menos violento --aún en estos momentos-- que Brasil y, por otra, los generales chilenos tienen una concepción bien distinta de su rol comparada con aquella de los generales que apoyan al señor Campos. Ellos aceptan que es demasiado tarde para revertir muchos de los cambios impuestos por el Dr. Allende; por ejemplo, en su intento por reconstruir el sector privado, ellos pondrán más énfasis en traer de regreso a los inversionistas extranjeros y en crear nuevas industrias que en devolver lo que fue expropiado.

El General Pinochet y los oficiales que lo acompañan no son peones de nadie. Su golpe fue preparado en casa, y los intentos por hacer creer que los norteamericanos estaban implicados son absurdos, especialmente para quienes conocen la cautela norteamericana en sus recientes tratativas con Chile.

El gobierno militar-tecnocrático que está aparentemente tomando forma intentará reconstruir el tejido social que el gobierno de Allende destruyó.

Esto significará la muerte transitoria de la democracia en Chile, lo cual será deplorable, pero no debe ser olvidado quien lo hizo inevitable.









2 comentarios:

Ashniet dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Quiero resaltar aqui que la familia Allende fue propulsor de la chilenizacion violenta de Tacna y Arica.